
«Y he ahí que la estrella que habían visto en el Oriente, iba delante de ellos, hasta pararse sobre el lugar donde estaba el Niño. Al verla de nuevo se alegraron sobremanera y, entrando en la casa, hallaron al Niño con María, su madre, y, postrados, le adoraron; y, abiertos sus tesoros, ofreciéronle dones: oro, incienso y mirra.»
(Mateo 2, 9-11)
𝐿𝑎 𝑎𝑑𝑜𝑟𝑎𝑐𝑖𝑜́𝑛 𝑑𝑒 𝑙𝑜𝑠 𝑚𝑎𝑔𝑜𝑠, 𝑜𝑏𝑟𝑎 𝑑𝑒 𝐵𝑎𝑟𝑡𝑜𝑙𝑜𝑚𝑒́ 𝑀𝑢𝑟𝑖𝑙𝑙𝑜.
