Cómo era la primitiva imagen que según la leyenda encuentra el pastor. A esta pregunta han tratado de contestar los historiadores; aunque sin profundizar suficiente para dejarnos una descripción clara y completa de ella. Incluso nadie plantea la posibilidad de que a lo largo de los siglos pudiera haber sido cambiada, como también era costumbre en la iglesia, al estropearse muchas por el humo de las velas que los devotos le ponían. La supuesta primitiva imagen desapareció durante la referida guerra, siendo sustituida en 1944 por otra del escultor de Álora (Málaga), José Navas Parejo, representando a la Virgen sentada, tallada en madera, que en su brazo izquierdo tiene al Niño Jesús; en cuya mano izquierda mantiene una bola del mundo, mientras que ella sujeta en su otra mano un madroño. Toda la imagen es policromada. Fue restaurada en los años 1993 y 2017 por José Luis Ojeda Navío, restaurador de obras de arte.
La descripción de la posible primitiva imagen no se hace hasta el siglo XVII, pero como estaba cubierta por los mantos, nadie nos dice haber mirado más allá de los que se podía observar a simple vista, condicionado ello por el misterio y secretismo que la misma imprimía. Incluso, aunque los autores del seiscientos hubiesen tenido acceso a lo prohibido, difícilmente lo podrían haber dejado dicho y más si no era una talla completa. El pueblo no estaba preparado para admitir otra idea que no fuera lo que popularmente se decía sobre ella. La iconografía de los siglos XVII y XVIII ha propiciado una idea de la imagen, vestida, que arraigó en todos los devotos.
En el siglo XX, siendo hermano mayor de la cofradía matriz, Rafael Pérez de Vargas, conde de la Quintería, años 1921 a 1923, se hizo una descripción, tal vez la más fiable, en la que se dice que era una imagen de estilo bizantino, de cabeza gruesa y desproporcionada al cuerpo, de cuello delgado y extremidades inferiores muy cortas, estando sentada en su trono; su altura la calcularon en unos treinta y cinco centímetros, y para suplir su pequeñez y darle mayor esbeltez estaba sentada en una armadura de listones cruzados en forma troncocónica.
Otro tema muy debatido, en la iconografía de la Virgen de la Cabeza, es sobre el objeto que sostiene en la mano derecha. A unos le parece un madroño, fruta típica de la Sierra Morena, y a otros una manzana. Siendo realmente esta última fruta la que tenía primitivamente. En 1984 la Peña “El Madroño” de Andújar obsequió, a la imagen que se venera en el santuario, con un madroño de plata y rubíes, realizado en el taller local del platero, Matías Chamorro. El acto de imposición a la Virgen corrió a cargo de Maruja Bellido, hermana mayor consorte de 1985.
¿Cuándo se le comienza a dar culto?. Para los historiadores Salcedo Olid, Terrones Robles y Pérez Guzmán, el culto se inicia desde el primer momento en que el pastor encuentra la imagen, no aportando fecha alguna, para decir que la romería también comienza en el siglo XIII; sin embargo, nada de ello se puede confirmar con rigor científico.
Igualmente, se le trata de buscar la antigüedad, en el origen del culto, en la Edad Media, recurriendo a las Cantigas de Alfonso X El Sabio y al Libro de la Montería de Alfonso XI el del Salado (1314-1350), en ambas obras no aparecen referencias a Ntra. Sra. de la Cabeza.
Con lo antes apuntado no queremos negar la existencia de la devoción a esta Virgen en el siglo XIII; ya que tampoco tenemos documentación al respecto. Lo que debió ocurrir es que se trataba de un culto menor o solamente a nivel local, que no había trascendido aún a la universalidad que logra después en el siglo XVI, en el que historiadores como Ambrosio de Morales (1513-1591) y Argote de Molina (1548- 1590), la citan claramente, lo mismo que escritores como Miguel de Cervantes y Lope de Vega, hacen mención en sus obras.
Desaparición de la imagen
En agosto de 1936 llegaron al Santuario un grupo de guardias civiles y paisanos, mujeres y niños, que habían salido de Jaén huyendo de la guerra. Unos ocuparon las dependencias del monasterio y otros las casas de las cofradías y del guarda. Igualmente, algunos se quedaron en Lugar Nuevo, en total unas mil doscientas personas.
El mando de este contingente lo asumió el capitán de la Guardia Civil, Santiago Cortés González. Las tropas republicanas pidieron la entrega del santuario, a lo que Cortés se negó y comenzaron un asedio que duró hasta el 1 de mayo de 1937, tras largas penalidades de los sitiados. Una de las consecuencias de esta contienda fue la desaparición de la imagen de la Virgen, que según los defensores de aquel lugar fue escondida por el referido capitán, que fallece en la batalla. Sin embargo, en el periódico ABC editado en Madrid el 7 de octubre de 1939, apareció una noticia, ilustrada con una foto, que anunciaba la aparición de la imagen de la Virgen de la Cabeza en Valencia, concretamente en la casa de un chofer. Tenemos que tener en cuenta que parte de los supervivientes del asedio al santuario habían sido llevados a esta última ciudad. Nada se supo desde entonces de la Virgen, todas han sido hipótesis y conjeturas sobre la desaparición. Hace tiempo se conoció un cuadro sobre la ocultación de la imagen en el entorno del santuario, pintado por un superviviente que participó en ella. En 2008 se llevó a cabo una excavación arqueológica en el sitio que indicó dicha persona, sin haberse encontrado la imagen. En realidad, el misterio sigue sin resolverse.
EL PASTOR
Sin lugar a dudas una figura importante en esta historia es el pastor, a través del cual la Virgen se manifiesta al pueblo de Andújar. La leyenda cuenta que entre los cristianos que apacentaban ovejas en aquellos montes de Sierra Morena, había un pastor natural de Colomera, por entonces en poder de los árabes, hijo de cautivos cristianos de aquella villa, el cual también había vivido en Arjona (Jaén) haciendo el mismo oficio y que habiendo logrado la libertad, estaba en Andújar ocupado en el pastoreo.
Como vimos el pastor tenía una minusvalía física, de la que es sanado milagrosamente. Ningún historiador de los que escribieron desde el siglo XVII al XX, nada aportan nuevo al respecto.
En cuanto al nombre, en los siglos XVI y XVII, nadie dice cómo se llamaba. Tendremos que esperar a la siguiente centuria para conocerlo. Será Pérez Guzmán en su libro quien le llame Juan Alonso de Ribas. Como sacerdote que era, siguiendo la tradición cristiana, le puso Juan al pastor. De nuevo estamos ante
una hipótesis; ya que el referido autor no cita las fuentes en que se basa. Para unos u otros Alonso es nombre propio o apellido. En la Hoya del Salobral, caserío de Noalejo (Jaén), hay una inscripción en la ermita de la Virgen de la Cabeza, en la que según la leyenda allí descansó y pernoctó Juan Alonso de Rivas Rodríguez en su camino al cerro de La Cabeza de Sierra Morena. Como vemos se ignora la tradición clásica de los escritores antes indicados. En realidad, todo esto está basado en los falsos cronicones del siglo XVII.
El pastor pudo ser un repoblador de la zona del río Jándula, próxima al cerro de La Cabeza, procedente del pueblo Leones de Ribas; ya que en aquellos tiempos de la Edad Media los apellidos indicaban la localidad de procedencia de la persona. Además, en el siglo XV existía fuera de la muralla de Andújar una ermita bajo la advocación de “San Bartolomé de Ribas y San Ildefonso”. Se trata de un recinto familiar vinculado al grupo de repobladores procedentes de Ribas que se habían establecido en la ciudad andujareña en los primeros años de la presencia cristiana, en ella había una inscripción que decía: “Esta (ermita) hizo Pedro Juan de Ribas, vaquerizo”, lo cual nos descubre otro miembro familiar dedicado al pastoreo vacuno.
Si el pastor hubiese sido de Colomera se habría llamado Juan de Colomera, según la tradición de la época, como antes he apuntado. Incluso un cura de dicha localidad decía que en su iglesia estaba enterrado, en una capilla de Ntra. Sra. de la Cabeza, cuando dicho pueblo estuvo en poder de los árabes hasta 1486, año en que quedó despoblada, habiéndose hecho la parroquia mucho más tarde. Lo anteriormente dicho no niega que el pastor fuera de Colomera, lo que debió ocurrir es que quien le pone el apellido, Rivas, no tiene en cuenta lo antes señalado.
Para Colomera la figura del pastor tiene una gran importancia, tanto que el ayuntamiento le nombró Hijo Predilecto y alcalde Honorario en 1997. Además, cuenta con un monumento en bronce, obra de Manuel López Pérez.