Con la Colaboración de Juan Antonio García Mesas, Doctor en Historia y Ciencias de la Música.

Cada mes de abril, cuando Andújar se llena de fervor en torno a nuestra Madre, la música forma parte inseparable de la celebración. Mucho se ha escrito sobre los aspectos sociales, culturales, religiosos, emocionales o tradicionales de la romería, pero el papel del tambor romero, con su mensaje histórico y su originalidad, ha pasado casi desapercibido, siendo sin embargo un auténtico embajador de las cofradías a lo largo de los siglos.
Bajo distintas formas y estilos musicales, el tambor ha ido evolucionando con el tiempo: a veces como acompañante rítmico de chirimías, cornetas y otros instrumentos, y en muchas ocasiones como protagonista absoluto, sonando en solitario. Alejado de las influencias militares, este tambor exige un toque distinto, alegre y eficaz, capaz de anunciar la presencia de las banderas de la cofradía y de animar el caminar de los romeros.
Del mismo modo que cada comitiva se distingue por sus pendones, estandartes y demás enseres, también el toque del tambor ha desarrollado rasgos propios en cada hermandad. Hasta tal punto que, a simple oído, es posible reconocer la procedencia de la cofradía según su particular “reclamo”: una serie de ritmos alegres con acentos muy marcados, pensados para llamar la atención y anunciar que la hermandad está presente. La velocidad, los cortes y las repeticiones varían de unas cofradías a otras, dando lugar a numerosas variantes y a un auténtico “lenguaje” del tambor romero.
Si miramos las crónicas más antiguas de la romería, ya se habla de la presencia inseparable de la música en las manifestaciones festivas, y siempre aparece el tambor como elemento común, aunque reciba nombres distintos según la época: atabal, adufe… pero siempre como instrumento imprescindible. Es decir, el tambor romero nos acompaña “desde la noche de los tiempos”.
En el caso concreto de la Cofradía Matriz de la Virgen de la Cabeza de Andújar, se tiene constancia de que este toque de tambor acompañaba a la comitiva desde principios del siglo XX, bajo las baquetas del recordado “Marianico el del tambor”, hojalatero de profesión, vecino de la calle del Pino. Él aprendió de su padre, y así se fue transmitiendo este toque de romería de generación en generación, hasta finales del siglo XIX, e incluso posiblemente desde mucho antes, como apuntan distintos autores al hablar de la “publicación de banderas” en 1883, donde ya aparece mencionado un tambor acompañando el cortejo.
A Marianico le sucedió Juan Barrera Moreno, “Barrera”, miembro de la Banda Municipal de Música de Andújar desde 1942, que mantuvo esta responsabilidad hasta 1959. Desde la década de los años 60 tomó el relevo Antonio Martínez, conocido como “Come Gatos”, que continuó haciendo sonar el tambor romero hasta su fallecimiento. Gracias a estos nombres, y a otros muchos tamborileros anónimos, el toque ha seguido vivo y ha llegado hasta nuestros días.
El toque del tambor de la Cofradía de Andújar admite dos versiones: una más sencilla, básica y sin adornos, y otra más ornamentada, que incorpora mordentes, redobles y pequeños juegos rítmicos que embellecen su ejecución, sin perder nunca la base original. A lo largo de los años se han usado ambas, según las posibilidades técnicas de cada intérprete. Hoy, cuando los ejecutantes forman un grupo más numeroso, los ciclos rítmicos se han consensuado previamente para que todos toquen al unísono, evitando desajustes y conservando el carácter tradicional.
En la última década, la Cofradía Matriz ha dado un paso decisivo para asegurar la continuidad de esta tradición con la creación de una escuela de tambores. En ella, numerosos niños, niñas y jóvenes comienzan a dar sus primeros pasos como cofrades, aprendiendo el característico toque de tambor romero. Poco a poco, van adquiriendo la responsabilidad y el privilegio de abrir la comitiva en cada convite de banderas o en los distintos actos de nuestra Cofradía.
Este “toque de tambor” romero forma parte del patrimonio cultural de la ciudad de Andújar y es una riqueza que atesora la Cofradía Matriz de la Virgen de la Cabeza. Ha acompañado a romeros y cofradías desde tiempos inmemoriales, y como tal debe ser respetado, protegido y conservado, para que lo sigan disfrutando las generaciones futuras.
Foto 1 y 2. Antonio Martínez “Come Gatos”.
Foto 3 y 4. Escuela infantil de Tambores en la actualidad.
Foto 5. Tambor original de Antonio Martínez “Come Gatos” que fue donado por su familia a la Real e Ilustre Cofradía Matriz y que está expuesto en la Sede Social.
Foto 6. Partitura con el ritmo del toque del tambor característico de nuestra Cofradía.
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